Notas
Viuda de exintendente asesinado: «El miedo y la zozobra siguen en Ypehú»
Fanny Fernández pide justicia para su marido.
Si no hubieran matado al periodista Pablo Medina, Neneco Acosta seguiría manejando el narcotráfico en la frontera, asegura la viuda del exintendente Julián Núñez. En Ypehú nadie se anima a hablar.
Por Andrés Colmán Gutiérrez
YPEHÚ, CANINDEYÚ
«¡Disculpame, hermano…! ¡Ahora mismo no estoy en Ypehú…!», se excusa por teléfono el actual intendente municipal, Emigdio Morel, quien desde hace cinco meses sustituye en el cargo a Vilmar «Neneco» Acosta, actualmente preso en Brasil, acusado de haber comandado a una banda de sicarios narcotraficantes, a los que se atribuyen numerosos asesinatos, incluyendo al del periodista Pablo Medina y su asistente Antonia Almada.
Los vecinos del intendente aseguran, sin embargo, que Morel no se ha movido de la ciudad. «Él está en su casa escondido, porque tiene miedo de hablar con la prensa», asegura un concejal municipal que lo conoce bien, y que tampoco quiere hacer declaraciones.
«¿Para qué te voy a mentir, che ra’a? Yo también tengo miedo de salir en los diarios o en la tele a hablar de este tema. Acá todos dicen que la banda de Neneco ya fue desmantelada, pero eso es mentira. Su hermano Wilson, sus sobrinos Flavio y Gustavo, y varios de sus principales pistoleros siguen rondando por aquí y te van a meter bala en seco si macaneás», asegura el concejal que no quiere ser nombrado, ni grabado, ni fotografiado.
TEMOR. Un mojón de cemento en medio de las malezas divide la frontera entre Brasil y Paraguay, a la entrada de Ypehú. Son dos caminos de tierra, una del lado brasileño y otra del lado paraguayo. En medio, hay una larga franja de descuidada vegetación, la llamada «tierra de nadie».
A la salida (o entrada) del desastroso camino de tierra de casi 100 kilómetros tierra que une a Curuguaty con la franja fronteriza solo hay una precaria vivienda de madera, que constituye el puesto policial y resguardo aduanero, donde una nutrida dotación de policías armados con fusiles automáticos monta guardia.
La presencia del móvil de ÚLTIMA HORA despierta preocupación y alarma. «Les vamos a acompañar con una camioneta patrullera y una dotación de agentes armados para garantizar la seguridad, mientras trabajen por la zona», ofrece uno de los jefes policiales. No hay manera de decirles no.
El recorrido por Ypehú será solo de observación y de conversaciones confidenciales o «off the record». La mayoría de las autoridades y los pobladores se niegan a dar entrevistas públicas, y explican abiertamente por qué: «Aquí seguimos teniendo miedo».
La única que acepta hablar, pero en la ciudad de Curuguaty, es la señora Fanny Fernández, la viuda del ex intendente municipal Julián Núñez, quien fuera asesinado en plena calle principal de Ypehu, presuntamente por integrantes del mismo grupo criminal que asesinó a Pablo Medina y Antonia Almada, y a muchas otras personas.
CRIMEN. Julián Núñez Benítez, 46 años, ex intendente municipal de Ypehú (2006-2010), iba a bordo de una moto por la calle Virino Quintana, en el centro urbano de la ciudad fronteriza, cuando dos sicarios a bordo de otra moto lo interceptaron poco después de las 21:00 del día 1 de agosto de 2014 y lo acribillaron con una escopeta.
«El asesinato de mi esposo hubiera quedado en la impunidad total, si no hubiera ocurrido un mes y medio después el asesinato del periodista Pablo Medina. Hasta entonces las autoridades no movían un dedo para investigar el caso, a pesar de que muchos testigos sabían quienes los mataron y quién los mandó matar», dice Fanny Fernández.
Julián Núñez era el principal adversario político de Vilmar Neneco Acosta, ambos del Partido Colorado, y preparaba su campaña para presentarse de nuevo como candidato a intendente.
«En Ypehú todos sabíamos que este señor (Neneco Acosta) comandaba una banda de pistoleros y manejaba el narcotráfico, era quien decidía quien debía vivir o morir con mucha impunidad, pero nadie podía hacer nada porque tenía la protección de altas autoridades», dice la viuda de Núñez.
Las versiones apuntan a que fue Neneco quien ordenó el asesinato y lo ejecutaron prácticamente los mismos que se cree mataron a Pablo Medina y Antonia Almada.
«Hasta la escopeta con la que le mataron a Pablo es la misma con la que mataron a mi marido, según los investigadores», dice la viuda.
EL MIEDO SIGUE. A Fanny Fernández no le sorprende que nadie quiera hablar con la prensa en Ypehú.
«A pesar de que Neneco esté preso y hay avances en la investigación, en nuestro pueblo el miedo y la zozobra continúan. La mafia sigue estando detrás de la política», asegura.
Hay varios bandos formándose para disputar las próximas elecciones municipales y el dinero de la droga se sigue moviendo detrás de las campañas, asegura la mujer, quien hoy trata de retomar su vida, sin dejar de reclamar justicia.
«Yo trato de vencer al miedo y de no callarme, porque tengo dos hijos y me gustaría que crezcan en un país mejor. A mi marido lo hicieron callar a balazos. Yo trato de no callarme, pero si me callan a mí seguramente otros hablarán. Tenemos que vencer el miedo, denunciar a la mafia, para que nuestro país pueda cambiar», asegura Fanny.
Videos y fotos:
Ylda R. Miskinich
Colaboración:
Elías Cabral
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