Notas
Paraguay se encuentra casi 60 años retrasado en cuanto a brecha de productividad
La productividad (relación que existe entre la producción total y la cantidad de recursos que han sido utilizados en la misma) es uno de los puntos clave del motor del crecimiento económico de un país y en ese sentido; Paraguay se encuentra fuertemente aletargado con respecto a otros países de la región.
Así lo dijo José Juan Ruíz, Economista Jefe y Gerente del Departamento de Investigaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el marco de la presentación del libro “Cómo repensar el desarrollo productivo”.
La brecha entre la productividad nacional con respecto a la estadounidense, en vez de haberse hecho más estrecha a través de los años, prácticamente se ha mantenido –por no decir levemente ensanchado-.
Según lo destacó Ruiz: “La brecha de bienestar que separa a un paraguayo de un norteamericano es la misma que la se tenía en los años 60”, en otras palabras, hoy el paraguayo sigue siendo más pobre que un estadounidense en la misma medida en la que lo eran nuestros abuelos.
Con estos datos, podría decirse que Paraguay tiene un nivel de atraso de casi 60 años en lo que a este indicador se refiere. Lo más preocupante es que este atraso no se debe principalmente a la falta de inversión del país, sino a que los factores de producción o recursos no se han combinado de una manera óptima.
De hecho, según los estudios, el país pudo haber convergido unos 25 puntos hacia la economía estadounidense, pero en vez de eso, hubo un alejamiento de 45 puntos.
También manifestó que la productividad ha ido restando sistemáticamente crecimiento al Paraguay, ese crecimiento al que se hubiese llegado en caso de haber acumulado efectivamente los factores: “Falta capacitación de la mano de obra, por lo que la acumulación de factores no desembarcó en un crecimiento mucho más alto” manifestó Ruiz
Los costos sociales de no mejorar en cuanto a productividad también son bastante significativos, ya que a mayor productividad mayor crecimiento económico. Se debe tener en cuenta que los costos de oportunidad son elevados, más aun en un mundo tan globalizado.
CAUSANTES
Teniendo en cuenta los niveles de capital humano, esto es en otras palabras el nivel de educación de los trabajadores nacionales, Paraguay se encuentra muy por detrás del promedio de América Latina, según Ruiz.
Asimismo, la calidad de la infraestructura que todavía se encuentra bastante rezagada debilita los empujes de los cuales precisa la productividad. Esto, sumado al alto grado de informalidad del mercado que también incide en el indicador.
La informalidad además tiene una asociación muy cercana con las microempresas ya que en el país éstas nacen y mueren pequeñas, sin haber afrontado esa transición a la mediana empresa que trae consigo grandes beneficios.
Como lo explicó el economista jefe del BID, las micro y pequeñas empresas están generalmente muy vinculadas inversiones de baja envergadura, sumado a que la gente que trabaja en las mismas generalmente cuenta con dificultades a la hora de acceder a la financiación y por lo tanto, resulta más complicado acceder a nuevas tecnologías.
Todo lo citado trae aparejada la exclusión de la economía global que se mueve, desde hace tiempo, con estándares mucho más elevados. Los mismos hacen que las exigencias sean cada vez mayores y que un país que todavía mantiene una gran cantidad de su producción en obsolescencia tecnológica tenga un trabajo cada vez más arduo a la hora de “converger” hacia economías desarrolladas.
“Estas microempresas difícilmente participan del proceso de globalización y se mueven solo en un mercado interno que es muy poco eficiente, con niveles salariales más bajos que los que se manejan dentro de las empresas de mayor tamaño”.
COMPARATIVO
El experto indicó que tampoco hay que decir que Paraguay es el país que peor lo ha hecho, porque no es así. Todos los países de América Latina han tenido problemas en el sector productivo a lo largo del tiempo.
En lo que a indicadores sociales se refiere, Paraguay se encuentra entre los del segundo grupo de países latinoamericanos, por debajo de aquellos que tienen políticas más inclusivas. sin embargo, cuenta con un gran potencial para subsanar esos problemas y pasar a integrar el primer grupo.
Si se tiene en cuenta la inversión como porcentaje del producto interno bruto, el país invierte menos que la región, lo cual lo deja en una situación desventajosa frente a sus pares.
REFLEXIONES
Si bien es cierto que la ejecución de los recursos para inversiones en infraestructura ha dado un gran salto en comparación al promedio manejado en los últimos años, todavía no se llega a compensar ni la mitad de las necesidades con las que cuenta el país.
Empíricamente, las inversiones públicas generan 3 veces su valor en PIB, esto es, por cada US$ 1.000 millones que se invierten en infraestructura, la economía crece aproximadamente US$ 3.000 millones, lo que evidencia la importancia de este indicador.
Por otro lado, la educación sigue siendo un obstáculo para el desarrollo del país. Es necesario seguir reclamando no solo mayores recursos al área educativa, sino que también mejor manejo de estos gastos.
Las deficiencias son cada vez más visibles y enmarcan un país que no está realmente comprometido con el mejoramiento del nivel de vida de sus habitantes.
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