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Notas

Mejoras en la educación, no solo problemática de estado

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Nelson Mandela (1918-2013), indiscutible líder mundial, afirmó que “la educación es el arma más poderosa que puede usar para cambiar el mundo”.
Por Aldo Luberta Martínez

Coincidiendo, plenamente, con “Madiba”, me complace acotar que la educación no solo es una problemática que atañe al Estado, sino es un engranaje, cuan maquinaria industrial, que su puesta en marcha depende de varias aristas.

En el día de ayer se dio a conocer que, según el ranking del Foro Económico Mundial, WEF por sus siglas en inglés, la educación paraguaya clasifica entre las peores del orbe. La etapa primaria, por ejemplo, ocupa el escaño 138 entre 140 naciones analizadas; mientras que la educación superior se muestra en el lugar 115, tomando en cuenta, también, la misma cantidad de países.

SE EXIGEN CAMBIOS

La educación en Paraguay “ha dicho basta y ha echado a andar; y su marcha de gigantes ya no se detendrá”, parafraseando al argentino cubano Ernesto Rafael Guevara de la Serna, “Che”, polémica, controvertida, personalidad de la historia universal.

Los alumnos de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), por ejemplo, ante los hechos de corrupción que marcan el funcionamiento de la casa de altos estudios, tras días de protestas lograron la deposición de Froilán Peralta, quien hasta su renuncia ocupara el mando rectoral, y de algunos de sus decanos. Indudablemente, un momento histórico en los anales nacionales, en el que los estudiantes, hartos de corrupción, demostraron sed de transparencia para con el recinto universitario.

En la ciudad de Lambaré, por su parte, en la tarde del pasado miércoles, se produjo el derrumbe, parcial, del techo del aula número 9 del Colegio Nacional. Al estar inmersos en clases, la caída de la infraestructura causó heridas en, al menos, 14 estudiantes. El aula dañada había sido blanco de reparación hace apenas 2 años. Nadie hacía suponer que un predio, recientemente reparado, se iba a desplomar sembrando el pánico en alumnos y maestros.

Se conoce que zonas del interior del país, fundamentalmente, muchos maestros imparten sus clases a la sombra de los árboles, los estudiantes no cuentan con los materiales suficientes para complementar las lecciones, ni, tampoco, reciben una merienda adecuada, tomando como referencia la calidad y la cantidad. Paupérrimas porciones que, en oportunidades han llegado a manos de los niños, prácticamente, en estado de descomposición.

¿ESTAMOS LISTOS PARA ENFRENTAR LOS CAMBIOS?

Es loable la exigencia, es beneficioso si queremos que Paraguay logre el tan anhelado bienestar. Se impone un cambio, drástico, en el sistema educativo nacional que nos impulse hacia lo positivo. No obstante, ¿estamos listos para enfrentar los cambios?

La educación, insisto, es un engranaje, por lo que los cambios no se pueden exigir hacia una sola ruta. Los reclamos, para que surtan efecto, tienen que ser asumidos por todos los protagonistas, por las partes que moderan, de alguna forma, la calidad en el sistema educativo nacional.

“LA ESCUELA NO TERMINA EN LA ESCUELA”

María Rosa Sánchez Benítez, “Mariro”, maestra jubilada, asegura que en sus años de ejercicio se mostró a favor de inculcarles a las familias que el papel de la escuela, en la formación del niño, con concluía al terminar el horario de clases. “La escuela no termina en la escuela”.

“En el proceso educativo participan muchas partes, pero el papel de la escuela y la familia son definitorios. Hay muchos problemas de ausencia de conocimientos básicos, porque a los maestros, cuando fueron niños, no se les inculcó las ansias de saber. Crecieron sin saber, ejercen el magisterio sin vocación alguna, sin incentivo, por eso están formando niños mediocres, y un niño mediocre es un profesional mediocre. Se les culpa a los maestros por la baja calidad de las clases, pero no pueden hacer otra cosa porque no saben, no pueden impartir otra cosa. El maestro quiere un mejor salario, pero no se capacita, no está acostumbrado a la superación. Los alumnos quieren mejorar la educación, pero la educación en Paraguay no se mejora con un aula nueva. A esa sala de clases, se tiene que sumar un profesor de excelencia, que imparta clases de excelencia, y que exija. A los alumnos no se les exige, y cuando un maestro les exige, los pocos que lo hacen, entonces el maestro es malo, odioso, problemático”.

“Mariro” afirma que la idiosincrasia del paraguayo lo hace ser lento, pero si se les exige son capaces de demostrar buenos resultados. “Conozco a muchos que, con excelentes calificaciones, se graduaron en Estados Unidos, España, Cuba. El hijo de una amiga se graduó en Dinamarca. Yo supe que (Juan Carlos) Maneglia, el cineasta, hizo cursos en Nueva York, en Cuba, y la calidad está ahí con su película ‘7 cajas’ que tantos premios ha obtenido”.

Se exige, no hay dudas, y tenemos que continuar exigiendo, no obstante, tenemos que ser capaces de exigirnos nosotros mismos. Pedimos cambios, algo que es muy bien recibido, pero nosotros tenemos parte, indisoluble, de ese cambio. De no ser así, la educación de nuestro querido Paraguay continuará ocupando lugares sotaneros en los ranking del mundo.5DIAS

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