Marihuana, coca y policías venales: la efectiva fórmula ‘mexicana’ de Macho-R7 

Mano de obra barata para plantar, cosechar y “empanar” marihuana, alquiler de tierra a bajo precio de reservas indígenas para sembradíos de cannabis, pistas clandestinas camufladas entre plantaciones, para tráfico de cocaína y armas.

Esta es apenas parte del escenario desvelado por la Senad, en el operativo Ignis II, que se llevó a cabo el sábado en el departamento de Canindeyú.

El procedimiento apunta a desmantelar totalmente la estructura montada por Felipe Santiago Acosta Riveros, alias Macho, y Ricardo Luis Piccolo, alias R7 en esa extensa zona del país.

Este negocio montado por ambos criminales, se convirtió en muy poco tiempo, en un esquema altamente efectivo, por un lado, y con una poderosa red de matones, que resguardaba la producción, e instalaba el terror en su área de influencia.

En el caso de Macho, es conocido en todo Canindeyú su modus operandi, signado por un ‘ejército’ de guardias que lo acompañaba en sus desplazamientos. En un video difundido por la Senad, se observa  un camión en el que iban varios fusileros (matones), una modalidad de desplazamiento calcado del modo como lo hacen los cárteles criminales mexicanos.

El grupo liderado por Macho no solo contaba con armas largas para sus actividades, también poseían armamento antiaéreo, con el obvio objetivo de derribar aviones o helicópteros del Estado.

Además, el esquema comprendía el pago de propinas a comisarios y agentes policiales del departamento, con lo que se cerraba un cìrculo hasta hace poco inexpugnable para las autoridades.

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