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Los ODS ambientales en Paraguay

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Por Paola Vaccotti para MCS
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La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se materializa a través de 17 objetivos que abarcan tres grandes ámbitos: económico, social y ambiental. Desde diversas miradas, se busca atacar las causas fundamentales de la pobreza en todos los países, para lograr reducir las brechas y ampliar las oportunidades.

Gorostiaga
Antes que finalice este año, el gobierno nacional debe conformar el Grupo de Trabajo que realice el seguimiento del Eje Ambiental y que estará a cargo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (ex SEAM). Los ODS que se contemplan en este eje son seis y tienen relación con energía, ciudades, producción y consumo, clima, mares y ecosistema terrestre.

La energía obtenida de combustibles fósiles representa alrededor del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, afectando al cambio climático. Por esto el ODS 7 pone el foco en contar con energía asequible y no contaminante que será clave para reducir las brechas de pobreza ampliando el acceso a servicios de salud, educación, agricultura, infraestructura, comunicaciones y alta tecnología.

Paraguay se encuentra en una situación estratégica positiva al ser copropietario de dos hidroeléctricas productoras de energía limpia, sin embargo el suministro de energía eléctrica no llega a todos los hogares. La ANDE prevé que la inversión para modernizar el servicio de suministro y ampliar el acceso debería alcanzar 7.000 millones de dólares para los próximos 10 años.

En las próximas décadas la expansión urbana se dará en un 95% en países en desarrollo, siendo Paraguay uno de ellos. El ODS 11 busca lograr ciudades y comunidades sostenibles, con inclusión, seguridad y resiliencia. La mitad de la población mundial habita hoy en entornos urbanos y este número seguirá en aumento. En nuestro país, la migración del campo a los centros urbanos es constante y no parece tener posibilidades de ser revertida.

Los migrantes rurales se asientan en espacios precarios donde se reproducen la pobreza, la contaminación ambiental, la brecha en el acceso a asistencia sanitaria y educación. Las grandes ciudades ocupan solamente el 3% de la superficie de la tierra pero consumen entre el 60% y el 80% de la energía disponible, además de ser responsables del 75% de las emisiones de carbono.

El ODS 12 se basa en la producción y consumo responsables para garantizar modalidades sostenibles. La población va en aumento y esto demandará cada vez más recursos naturales, causando daños irreversibles al medio ambiente. Cada año un tercio de los alimentos producidos, son desechados o no utilizados. Es vital que aprendamos nuevas formas de consumo y aprovechamiento, que pueden involucrar reutilizar y reducir, por ejemplo implementando focos de bajo consumo, optando por usar menos plástico, reflexionando acerca de nuestra basura a nivel del hogar, comprando a proveedores locales, entre otras prácticas que aportan a la sostenibilidad.

Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos amerita una acción por el clima que el ODS 13 impulsa. En 2015 la inversión mundial en energías renovables había ascendido a más del doble de la invertida en combustibles fósiles.

El cambio climático es consecuencia de nuestras acciones y pone en riesgo la continuidad de la vida en el planeta. Los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos y afectan la vida, el alimento y el acceso de las personas, especialmente los más pobres y vulnerables. Si no actuamos, se agravará la escasez de agua y alimentos, influyendo en le estabilidad política y social, propiciando las posibilidades de conflictos. Tanto el sector privado como el público pueden contribuir a través de la inversión a largo plazo en soluciones climáticas innovadoras para la eficiencia energética y la disminución de emisiones de carbono.

El ODS 14 impacta en la vida submarina, con el fin de conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, mares y recursos marinos. Nos interesa a pesar de ser mediterráneos, porque allí se encuentran recursos naturales como alimentos, medicinas, biocombustibles y otros productos, además de contribuir a la descomposición molecular y a la eliminación de los desechos y la contaminación. Los desechos que llegan a los océanos están causando un gran impacto ecológico y ambiental, afectando la biodiversidad y la calidad de las aguas. Lo que hacemos aquí (a más de mil kilómetros del mar), tiene un impacto en el cambio climático que afecta a los océanos, por lo que es vital reducir nuestras emisiones y desechos.

Por último el ODS 15 se relaciona con la gestión sostenible de los bosques, la lucha contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y la pérdida de biodiversidad. Los bosques cubren el 31% de la superficie del planeta, aportando a la calidad del aire, el agua y los alimentos.

La degradación de la tierra afecta de manera directa al 75% de los pobres del mundo y nuestro país no está ajeno con la deforestación que afecta al gran Chaco y a la región Oriental. La diversidad biológica y los ecosistemas también se ven afectados, contribuyendo a la pérdida de especies terrestres como animales, plantas e insectos que impactan en el incremento de riesgos de desastres debidos al cambio climático. Los insectos portadores de polen tienen un valor de 200.000 millones de dólares anuales para la economía de producción de alimentos y tres cuartas partes de los medicamentos que se consumen, poseen extractos de plantas. Si no adoptamos medidas se verán afectados el planeta y la salud de las personas.

Somos la generación responsable de dar un vuelco a estas realidades para que el planeta sea un lugar habitable, saludable y sostenible para quienes vendrán.
5DIAS

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