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Alto Paraguay tiene la hectárea más costosa del Chaco

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El Chaco presenta una configuración diferente en las últimas décadas, como resultado de la llegada de nuevos actores, modernización de la producción e interés del mundo por la carne vacuna. La ganadería transformó y valorizó regiones emergentes.

Menonitas y brasileños brindan nuevo empuje a la producción de la zona central. El mismo valor de la tierra en la Región Occidental aumentó con el acceso a los mercados de carne, siendo el noreste (Alto Paraguay) la región con mayor valor por hectárea, según un análisis titulado Paraguay: Desarrollo Regional y Transformación Territorial del Chaco, de la economista Gladys Benegas.

“El Chaco central, con las colonias menonitas, se convierte en un territorio dinámico con servicios logísticos productivos para toda la región chaqueña, y la emergencia del noreste presenta un nuevo punto focal de expansión productiva”, explica la profesional en un estudio que hace referencia al precio de la tierra en las áreas fronterizas, específicamente, frente a Mato Grosso (Brasil), está en alrededor de USD 2.000 a USD 3.000 por hectárea.

Según mencionó, la tierra valía antes del año 2000 incluso menos que en la zona central de la Región Oriental, y los precios variaban sujetos a la accesibilidad. Las tierras más caras estuvieron muy cerca de las colonias menonitas y la carretera Transchaco.

Los precios aumentaron luego y se aceleraron a partir del 2007, cuando la perspectiva a largo plazo del aumento de los precios internacionales de la carne impulsó la producción pecuaria. La expansión del cultivo de soja también desplazó a la tierra oriental tradicional para la producción de ganado al Chaco, de acuerdo con sus expresiones.

Para la economista, la existencia de grandes cantidades de terrenos –parcelas de 4.000 a 10.000 ha.– es la mayor atracción en el Chaco. Esto atrajo principalmente a los productores brasileños, que vieron en esa zona del país ventajas fiscales y menos exigencias medioambientales que en el suyo, en el contexto de los precios atractivos de la carne a nivel internacional.

“Las relaciones entre brasileños y menonitas se fortalecieron y aquellos llegaron a la zona central, donde hay servicios logísticos y de producción, además de suministro de crías mejoradas genéticamente y adaptadas al clima chaqueño, que se venden posteriormente a las plantas frigoríficas del Chaco”, destaca la experta.

Se produjo así la concurrencia de actores de diferentes legados culturales, religiosos y lingüísticos, pero con características económicas similares: ahorro, inversión y capacidad de trabajo.

Benegas observa, no obstante, una ausencia de objetivos a mediano y largo plazo sobre políticas sostenibles para la Región Occidental, incluida la planificación estratégica del uso de la tierra.

Fuente: UH

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